Un imparcial Vista de aoraciones

Pronto empezaron a surgir las devociones a los 7 dolores de María y se compusieron himnos con los que los fieles manifestaban su solidaridad con la Inmaculado dolorosa.

"Voy a darles todo lo que piden, siempre que no se oponga a la voluntad adorable de mi Divino Hijo o la santificación de sus almas."

He conseguido de mi Divino Hijo que las almas que propaguen esta devoción a mis lágrimas y dolores sean trasladadas de esta vida terrenal a la ventura eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos su consolación y alegría.

¡Ah! ¡cómo debisteis aunque evaluar entonces toda la vastedad y acerbidad de los dolores que había de sufrir vuestro tierno corazón! ¡cómo visteis aunque entonces a vuestro dilectísimo Hijo desangrado y sediento en el ara de la santa cruz, sin poderle adivinar el mas exiguo lenitivo vuestro maternal afecto, sumiso y resignado a los decretos severísimos del infinito Padre!

Pondera, alma mía, las ansias, las fatigas, las penalidades, en fin, de toda clase, que hubieron de atormentar el alma purísima de María en tan prolongado y penoso delirio. El temor de ser descubierta y alcanzada por los feroces soldados de Herodes; los quejidos de las inocentes víctimas sacrificadas a su furor e impiedad; el llanto y alaridos de las desconsoladas madres; las dificultades y peligros de la huida; los rigores de su extrema pobreza… ¡ay!

Pero Vos sois madre de misericordia y refugio de los insensatos pecadores: tened, pues, SeñYa, tened lástima y compasión de mí, que, si hasta ahora he sido rebelde hijo e indigno siervo vuestro, quiero en adelante consagrarme todo a Vos por medio de la fervorosa y compasiva meditación de vuestros acerbísimos dolores, llorando con amargura y vivo arrepentimiento el cruel estrago que he causado en el Intocable cuerpo de vuestro Hijo y en vuestro pecho cuidadoso.

Purísima y atribulada Casto María: yo os acompaño aún con piadosa y compasiva solicitud en vuestra penosa huida a Egipto, y os pido humildemente me permitáis seguiros por el santo camino de las contrariedades y tribulaciones de esta vida, para ser conducido por este trabajoso destierro al salvador orfanato de la virtud.

Alcanzadme, Raíz mía, las luces de la divina Gracejo, para que acierte a escapar con paso firme y resuelto de las persecuciones y asechanzas de mis vicios y pasiones, que son mis mortales enemigos, hasta verme salvo y seguro en el inexpugnable circuito de la ralea de Todopoderoso durante mi fatigoso Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo y arriesgado tránsito por el desierto de este mundo, a fin de poder conservarse felizmente al término de mi caminata, y alcanzar la dicha de verme reunido con mi redentor Jesús, y con Vos, enamorado Madre mía.

La devoción de los dolores de María es fuente de Gracias porque llega a lo profundo del Corazón de Cristo.

Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

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4. El aproximación con Jesús camino del Calvario: Este cuarto dolor nos invita a reflexionar sobre el acercamiento doloroso de María con Jesús cargando la cruz camino del Calvario.

Madre del apego indestructible, por la soledad en que quedaste al dejar el Cuerpo de tu Divino Hijo en el sepulcro, haz que siempre los tenga a Jesús y a Ti por compañía, que no me olvide que estamos de paso en este mundo y que comprenda que solo muriendo a mi mismo es que resucitaré a la vida eterna.

Al unir nuestros dolores a los de María, tal como Ella unió Sus dolores a los de su Hijo, participamos en la redención de nuestros pecados y los del mundo entero.

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